EL CAMINO XI. Entre pulpo, queso y croca por La Coruña
Todos los caminos confluyen en la
provincia que alberga la tumba del Apóstol, La Coruña. El Camino Francés la
recorre entre pulpo en Melide, queso en Arzúa y croca en O Pedrouzo.
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La Iglesia de Santa María de Leboreiro será nuestra primera parada
en tierras coruñesas, con su sello en nuestra acreditación, certificaremos la
visita a una pequeña iglesia gótica y en su interior podremos ver una imagen de
madera de la Virgen con el Niño, fechada en el siglo XIV.
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Dejando atrás Leboreiro llegamos al
centro geográfico de Galicia, donde el pulpo
está muy presente en las numerosas pulperías de Melide.
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Por la avenida de Lugo llegamos a Melide. Además de la Capilla de San
Roque y el crucero del siglo XIV, considerado el más antiguo de Galicia, en la
avenida encontraremos las pulperías. Mi visita coincidió en domingo, día de
mercado, y debo decir que éstas estaban repletas de melidenses, foráneos y
algún peregrino como yo. Por la simpatía de la pulpera me decidí por la
pulpería Taboada y en ella pedí mi ración de pulpo a la gallega, cocido y
servido con aceite de oliva y pimentón, acompañada con pan y cerveza de la
tierra.
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Si Melide nos deja buen sabor de
boca, en nuestra siguiente parada será el queso el que nos deleite. Arzúa es conocida por su queso elaborado con lecha entera de
vaca y para mí será recordada, por haber conocido a la señora Felisa, una
gallega que a sus ochenta y ocho años vendía su queso de Arzúa. El domingo la
vi en el mercado de Melide, el lunes la encontré en el de Arzúa y el miércoles
estaba en el de Santiago.
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Desde Arzúa cuarenta kilómetros nos
separan del abrazo al Apóstol, un camino que recorreremos entre maíz y eucaliptos
hasta llegar a O Pedrouzo.
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Un martes de principios de agosto
del pasado año llegué a O Pedrouzo,
acompañándome en mi caminar un tiempo otoñal, diferente al que había disfrutado
anteriormente, y numerosos peregrinos, se nota que el kilómetro cero de todos
los caminos está cerca, desde Arzúa el Camino Francés, Primitivo y del Norte
discurren en paralelo.
Tenía reserva en un albergue
privado, en algunas etapas es recomendable reservarlo, evitas un excesivo
madrugón y disfrutas del paisaje, no tienes la premura de llegar para no
quedarte sin plaza en el albergue público.
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En mi búsqueda para comer me
encuentro con un menú que oferta croca a la piedra, hasta ese momento
desconocía a qué se refería, consigo una mesa en el concurrido bar O Pedrouzo y
me comentan que la croca es la parte
más apreciada de la ternera, la cadera. La relación calidad y precio de este
menú, doce euros, es excelente.
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Dejando atrás O Pedrouzo, los eucaliptos
dan paso a un paisaje menos bucólico, debemos pasar junto al aeropuerto. Cruzando
el arroyo de Lavacolla, donde antaño los peregrinos se adecentaban para su
visita a Santiago, llegamos a Monte do Gozo y a su ermita, estanpando el
penúltimo sello en nuestra credencial, apenas no separan cinco kilómetros de la
plaza del Obradoiro.
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Fotografías y vídeo de J. Cintas:
1.
Pulpo cocido.
2.
Laboreiro.
3.
Melide.
4.
Ración de pulpo a la gallega.
5.
Mercado de Arzúa.
6.
Caminado entre eucaliptos.
7.
Peregrinos esperando la apertura del albergue público de O Pedrouzo.
8.
Arroyo de Lavacolla.
9.
Moto do Gozo.
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