TABARCA. La isla con forma de guitarra
Situada a
poco más de dos millas náuticas del cabo de Santa Pola y habitada por
descendientes de genoveses, la costa de esta pequeña isla alicantina se nos
presenta rocosa, con varias calas y con una playa de arena que en verano es el
punto de encuentro de todo aquel que llega a la illa.
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Las “tabarqueras”,
en media hora, nos llevan desde el puerto de Santa Pola hasta la isla Plana o
de San Pablo, antigua denominación de Tabarca. Cuando se aproximan a la isla vemos su disposición alargada, son tres islotes unidos y el edificio que
destaca sobre el resto, es la Iglesia de San Pedro y San Pablo. Una iglesia
construida para cultivar el alma de los primeros moradores de la isla.
Corría el
año 1768 y por mediación de la corona española, que pagó el rescate, se
liberaron a poco más de trescientos cristianos cautivos, primero por Túnez y luego
por Argel. Eran en su mayoría genoveses
que vivían en una pequeña isla frente la costa tunecina, llamada Tabarka.
Llegaron a Alicante y se decidió que poblaran la fortaleza militar que se estaba
construyendo en la isla, para la protección de la costa alicantina. En recuerdo
de la Tabarka tunecina, la isla recibió el nombre de Nueva Tabarca.
Cuando
llegamos al puerto tabarquino lo primero que nos encontramos es el istmo, con
su playa de arena, que une la parte conocida como el Campo, identificada por la
Torre de San José y el antiguo faro, con el pueblo.
Por la
Puerta de San Rafael o Levante, dejando atrás los numerosos restaurantes playeros,
accedemos al pueblo, que conserva parte de su muralla con tres puertas de
acceso y una gran plaza central donde están los pozos de agua, ya en desuso. La
reconstruida Casa del Gobernador, convertida hoy en hotel, y la iglesia,
recientemente restaurada, son dos construcciones que encontraremos en el
pueblo, así como algún restaurante para comer el plato tabarquino, el caldero.
La
scorpeana scrofa, más conocida en la illa
como gallina, es el pescado estrella del caldero de Tabarca, que además
está aderezado con dos salsas muy presente en la comida alicantina, la
samorreta y el all i oli. Cuando hayamos terminado con el pescado y las patatas,
nos servirán la segunda parte del caldero, un arroz seco rehogado con samorreta,
hecho, generalmente en una paellera, con el caldo de pescado. El último que
comí fue en Casa Gloria y todos en la mesa coincidimos en que estaba fabuloso.
Después de recorrer
el Campo, el pueblo y haber comido caldero, será un buen momento para disfrutar
del agua del mar. Un agua con la claridad que le proporciona la abundancia de
posidonia, bien en la playa o en alguna cala. En esta isla le sacaremos partido
a nuestras gafas y tubo de bucear. Sus aguas mediterráneas están comprendidas
en una reserva marina de interés pesquero.
Seguro que nada más abandonar la illa estaremos pensando en volver a ella,
como le ocurrió al poeta malagueño Salvador Rueda, que la visitó en varias
ocasiones, dedicándole en 1912 una poesía en la que la definía como una isla
gentil y con la figura de una guitarra.
Cómo llegar: desde los puertos de
Alicante, Benidorm y Santa Pola parten barcos con destino a la isla de Tabarca.
Puertos cercanos a los trenes AVE de la línea Madrid-Alicante y al Aeropuerto de
Alicante-Elche, (Clicar aquí para ver destinos del Aeropuerto de Alicante-Elche)
Fotografías
y vídeo de J.Cintas:
1- Isla de Tabarca.
2- Iglesia de San Pedro y San Pablo.
3- Playa de arena.
4- El Campo.
5- El pueblo.
6- Caldero de Tabarca.
7- Calas.
8- El puerto.
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