SAN JUAN DE GAZTELUGACHE. Una ermita junto al Cantábrico
En la provincia de Vizcaya y junto
al Cantábrico se encuentra “Rocadragón”, un islote unido a la Península y
coronado por la ermita de San Juan de Gaztelugache.
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El Camino de Santiago me llevó de nuevo a Bilbao, una ciudad en la que ya había tomado chacolí y pinchos, en
su Casco Viejo, había visitado su icono internacional, el Museo Guggenheim y había
paseado por su ría y Ensanche. En esta ocasión me decidí por visitar San Juan
de Gaztelugache, un lugar fuera de la ruta jacobea, situado a treinta y cinco
kilómetros de Bilbao, sin renunciar a “pinchear”, una vez más, en la plaza
Nueva.
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En temporada estival la línea de
autobús que une Bilbao con Munguía nos lleva hasta Gaztelugache y llega hasta Bermeo, oportunidad que aproveché para
mi visita. La línea A-3517 de Bizkaibus parte desde la calle Elcano, muy cerca
de la plaza Moyúa, después de la población Baquio debemos estar atentos a la
parada Gaztelu Begi, en plena carretera BI-3101, en ella está el acceso a
Gaztelugache.
Dos cosas debemos tener en cuenta
antes de nuestra visita al islote, en fechas determinadas es necesario
solicitar el tique gratuito de entrada, por la limitación de visitas ante el exceso de
visitantes (clicar aquí) y se debe llevar calzado apropiado para
caminar.
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Por el sendero de Urizarreta, con
una fuerte pendiente, llegamos al puente de tres arcos que nos posibilita ir al
islote caminando, son algo más de mil cuatrocientos metros, si nos desviamos
hasta el mirador. Doscientos cuarenta y un escalones nos aguardan para subir a
la cima. En una placa podemos leer que está documentada la existencia de un
castillo en el siglo XI, durante el reinado de García III de Navarra, hoy está
coronada por la ermita de San Juan de Gaztelugache. Para los seguidores de la
serie de televisión “Juego de tronos” será fácil imaginar un castillo en la
cima, la producción de la serie llegó hasta Gaztelugache, en su séptima
temporada, recreando un castillo donde está la ermita, que bautizó con el
nombre de Rocadragón.
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Subir los doscientos cuarenta y un
escalones nos posibilita visitar el exterior de la ermita y tener unas vistas
de la costa vizcaína azotada por el Cantábrico.
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Mi vuelta a Bilbao la realicé con el Euskotren, un tren de vía estrecha que
une la estación bilbaína de Atxuri con Bermeo. En la misma parada que bajé para
visitar Gaztelugache, cojo de nuevo el autobús con destino a Bermeo, un municipio con un importante
puerto pesquero y un lugar donde degustar el bonito del norte.
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El autobús me deja en el puerto,
muy cerca de la estación de tren. Después de recorrer el centro histórico
termino en el parque Lamera, en la terraza del Oker, un bar que ofrece en su menú
el bonito del norte de dos formas, a la plancha y en marmitako, guisado con patatas en una marmita, al estilo de los
pescadores del atún blanco que viaja de las Azores al Golfo de Vizcaya, que es conocido
en el Cantábrico como bonito del norte.
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Poniendo en práctica el refrán “A
barriga llena, corazón contento”, después de mi comida en el Oker, pongo rumbo
a Bilbao, a retomar de nuevo la ruta
jacobea.
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Cómo
llegar: la línea A-3524 de Bizkaibus une Bermeo y Baquio, con parada
en Gaztelugache, solo de lunes a viernes, en fin de semana no hay servicio.
Fotografías y vídeo de J. Cintas:
1. Islote de Gaztelugache.
2. Pincho y chacolí de Bilbao.
3. Sendero de Urizarreta.
4. Escaleras para subir a la ermita.
5.
“Rocadragón”.
6. Bermeo.
7. Marmitako/Bonito
a la plancha.
8. Costa vizcaína.
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