SAN FRANCISCO. La ciudad de las colinas
En la costa oeste norteamericana, en una península rodeada por el océano Pacífico, se encuentra la ciudad californiana que debe su origen al asentamiento español de la misión de Francisco de Asís de 1776, hoy conocida como Misión Dolores. La fiebre del oro de California marcó su crecimiento y el terremoto y posterior incendio de 1906 casi su destrucción. Hoy, con alrededor de ochocientos mil habitantes, San Francisco es una ciudad popular entre los viajeros estadounidenses e internacionales, que tiene varios imprescindibles, como el puente Golden Gate y la isla de Alcatraz.
Por el
puente de la Bahía, dejando atrás la ciudad de Oakland, llego a San Francisco,
procedente de Los Ángeles. En la estación de Caltrain comienzo mi caminar
cuando la ciudad está despertando y tomo
dirección a Market Street, una avenida que comienza en el Embarcadero y por
donde se puede caminar por sus aceras como en una ciudad europea, para imbricar
con los locales, decido tomar mi primer café por la calle.
Vaso en
mano no me dirijo a ninguna oficina del icónico edificio Pirámide Transamérica,
que inaugurado en 1972 fue el rascacielos más alto hasta que fue superado por
el Salesforce Tower en 2018, sino a mi hotel situado en la calle Sexta, una
zona donde pude conocer la realidad de la ciudad, la cantidad de sin techo que
dormitan en sus calles, la mayoría alcoholizados y drogodependientes.
Mi estancia
prevista en la ciudad es de un día y medio, por ello debo maximizar mi tiempo y
decido utilizar el bus turístico.
Me subo al
autobús en Union Square, una concurrida plaza rodeada de tiendas, hoteles y
grandes almacenes. Mi primera parada es en Alamo Square, un parque situado
encima de una colina, desde donde se tiene una bonita vista de la ciudad, en
primer término las Painted Ladies, un conjunto de casas victorianas pintadas de
colores y, al fondo, los rascacielos, destacando por su forma el Pirámide
Transamérica.
De nuevo en
el bus me preparo para recorrer el Golden Gate Bridge, tengo suerte y no está
invadido por la niebla, algo habitual en la zona. El puente colgante de dos mil
cuarenta y dos metros de largo fue inaugurado en 1937 y conecta San Francisco
con el condado de Marín, donde se encuentra Sausalito. Me tomo un tiempo para
transitar por el puente sobre el
estrecho de Golden Gate, entre el océano Pacífico y la bahía de San Francisco.
La calle
más famosa de San Francisco es mi siguiente parada, quién puede resistirse a
recorrer el tramo sinuoso de Lombard Street, bien como peatón o en automóvil.
Los
antiguos muelles portuarios se han convertido en una zona lúdica, el barrio se
llama Fishermans Warf y ahí esta Pier 39, un centro comercial que tiene unos
vecinos muy peculiares, descansando en plataformas flotantes podemos ver a los
leones marinos de California.
Fishermans
Warf es el lugar idóneo para tomar la clam
chowder, una sopa espesa de almejas y marisco, que tiene la particularidad de
que la sirven dentro de un bollo de pan. En Sabella & La Torre hice parada
para probar la famosa sopa.
Termino el
recorrido del bus turístico donde lo inicié, en Union Square. Todavía me quedan
fuerzas y decido visitar Chinatown.
La puerta
del Dragón está a diez minutos caminando desde Union Square. Un paseo por Grant
Avenue, considerada la calle más antigua de la ciudad y por Stockton Street nos
acercará a la comunidad china más grande fuera de Asia.
Termino mi
primera jornada sanfranciscana en el Walgreens de Power Street, un supermercado
con ensaladas preparadas y con mesas a disposición de la clientela.
Para la
mañana de mi segundo día me propongo visitar la isla de Alcatraz. Desde el Pier
33 parten los ferris. Para llegar hasta la terminal, desde mi hotel, me dirijo a
la confluencia de Powell Street con Market Street, ahí tiene parada el cable
car.
Los
tranvías de San Francisco, conocidos como cable car, se mueven gracias a un
cable subterráneo que se mueve constantemente, el conductor engancha el cable
por medio de una cremallera que suelta cuando acciona el freno. De las
numerosas líneas que tenía la ciudad solo tres continúan subiendo y bajando las
colinas de San Francisco.
Desde el
cruce de Market y Powell parten las líneas Powell-Mason y Powell-Hyde. Ahí hay
un kiosco donde se puede comprar el Muni Passport, que por veintidós dólares te
permite viajar durante un día en todos los medios de transporte urbano,
incluido el cable car, cada viaje cuesta siete dólares, así que es rentable.
Una vez
girado el tranvía en la plataforma de Power me subo en él, ya está dispuesto
para subir la colina de Bob Hill y bajar en dirección a Fishermans Wharf. Me
bajo al final de la línea Power-Mason, Pier 33 queda cerca.
El barco
con destino a la isla de Alcatraz deja atrás el Pier 33 y se adentra en las
aguas de la Bahía, lo primero que se divisa de la isla es su faro, el primero
de la costa norteamericana del Pacífico. El barco nos deja en el muelle y
caminando accedemos hasta la prisión.
La isla de
Alcatraz fue un fuerte militar durante la segunda mitad del siglo XIX. Siendo
prisión militar se convirtió en penitenciaría federal en 1934, hasta 1963, año
de su cierre. Durante ese período, en sus celdas durmió algún famoso
delincuente, como el gánster Al Capone, condenado por evasión de impuestos.
La prisión
ha tenido numerosos intentos de fuga, el más conocido ocurrió en junio de 1962,
cuando tres prisioneros abandonaron La Roca, nombre por la que es conocida la
isla, por las aguas de la Bahía, aunque no se encontraron sus cadáveres y se
cree que se ahogaron.
Con nuestro
salvoconducto, nuestro tique de treinta y ocho dólares, que incluye la entrada
a la prisión y el ferri de ida y vuelta, abandonaremos la Roca con destino a la
ciudad de las colinas.
Desde Pier
33 recorro El Embarcadero, una antigua autopista convertida en un bulevar,
hasta llegar al edificio Ferry Building, identificado por su torre de setenta y
cinco metros de altura, inspirada en la Giralda de Sevilla.
Termino mi
estancia sanfrancisca donde la empecé, en Market Street. Por su subsuelo
circula el Bart, un metro interurbano que utilicé para dirigirme al Aeropuerto
de Oakland, desde donde partía mi vuelo hacia España.
Al día y
medio previsto en San Francisco tuve que añadir dos días más, ya que mi vuelo
de Norwegian fue cancelado dos veces. Mis días en San Francisco resultaron
agridulces, los primeros dulces y los dos últimos agrios, por la indefensión
que tiene el viajero ante la cancelación de su vuelo, Norwegian mostró una
total desidia hacía sus pasajeros. Vía Londres regresé a España, dos días
después de lo previsto.
Cómo llegar: tenemos dos aeropuertos para
llegar a la ciudad de las colinas, el de Oakland (OAK) y el de San Francisco
(SFO). El primero dista treinta kilómetros de Union Square y el segundo
veintidós kilómetros, ambos conectados con el metro suburbano BART,
coincidiendo el tiempo de trayecto para los dos, aproximadamente cuarenta y cinco minutos.
Fotografías y vídeos de J. Cintas:
1.
Tranvía y Bahía de San Francisco con la isla de Alcatraz.
2. Market Street.
3. Pirámide Transamérica.
4.
Salesforce Tower.
5.
Inmediaciones de la calle Sexta.
6. Union Square.
7. Alamo Square / Painted Ladies.
8. Golden Gate Bridge.
9. Golden Gate Bridge.
10.Lombard Street.
11.Lombard
Street.
12.Pier
39.
13.Clam
chowder.
14.Puerta
del Dragón.
15.Chinatown.
16.Cable
Car.
17.Isla
de Alcatraz.
18.San
Francisco desde la isla de Alcatraz.
19.Penitenciaria
Federal de Alcatraz.
20.Ferry
Bulding.
21.Rincón
sanfranciscano.
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